jueves, 16 de mayo de 2013

Día 0: Ya no puedo más

Hoy he ido a la dietista. No es la primera vez que voy pero espero que sea la última. Ya no puedo más.

Peso: 98 kg
Cintura: 114 cm

Hace tres años fui a la dietista porque pesaba 86 kg y al cabo de los meses conseguí bajar a 68 kg. Seguramente me preguntéis: "¿Cuanto mides?", a lo que yo os diré que mido 178 cm. Lo más probable es que entonces me digáis: "¡Pero eso es muy poco peso para esa altura!". Es posible, pero mi respuesta es clara: no tengo músculo. Sí, claro, todo el mundo tiene músculo, pero yo no he desarrollado los míos. Nunca hice ejercicio en la adolescencia, nunca he practicado ningún deporte, por lo que cuando otros chicos de mi altura necesitan pesar unos 78-80 kg, yo con 75 sigo teniendo barriga.
¡Ah, la barriga! Por suerte, o por desgracia, todo mi peso extra lo acumulo alrededor de mi cintura. Sí, está bien, porque no tengo unas piernas enormes, un culo de los que necesitas comprar dos billetes de avión, o una cara de pan con su correspondiente papada. Pero por otro lado agacharme ya empieza a ser duro.

También es probable que me preguntéis qué dieta seguí para conseguir aquel hito: casi 20 quilos en unos cuatro meses. Pues no es nada en especial, pero aquí no vengo a hablar de qué dietas son buenas y qué dietas son malas. Sobre aquellas que se hacen famosas, en las que un día te hartas de comer y al día siguiente sólo puedes comer un ingrediente, y con las que acabas teniendo unos problemas estomacales graves o los pechos agrietados y hasta las rodillas, ya hay bastantes páginas (a favor y en contra). Sólo hace falta decir que con esta dieta como (casi) de todo. Y pongo el paréntesis en 'casi' porque, a pesar de que hay alimentos 'prohibidos' (patata, pan, harina, plátano, uva, y algunos más), no tienes la sensación de que te estés perdiendo algo. Puedes seguir una vida normal e incluso salir a cenar por ahí. Es una dieta equilibrada, en resumen, con algunos complementos naturales en forma de drenante y de pastillas, en mi caso, saciantes.
Yo he sido vegetariano durante varios años y antes de empezar la dieta lo era prácticamente: sólo comía carne o pescado cuando salía. Sin embargo me gusta mucho la pasta y la pizza, sobre todo de noche; y como a toneladas. Con la dieta como más carne que antes, además, he de hacer cinco comidas al día.

Lo más seguro es que me preguntéis si voy a hacer la misma dieta que la otra vez, viendo que he subido tantos quilos. La respuesta es sí. Sé que no he recuperado el peso ya que la dieta no ha funcionado; la dieta funcionó, pero yo he cogido otro peso: quilos de paro, estudios, vida familiar y vida social. También hay algún quilito que me lo ha dado la pareja, pero son pocos y me ha quitado más.

No me gusta hacer deporte y de momento no voy a hacer. ¿Por qué? Porque peso tanto que no podría ni empezar. Caminar a veces ya es un problema; las subidas y las escaleras también me cuestan. Y estar con mi sobrino un rato me hace acabar con el corazón saliendome por la boca.

Seguramente, si habéis llegado hasta aquí me preguntéis: "¿Y por qué nos cuentas todo esto?". Necesito soltar muchas cosas. Hoy casi le lloro a la dietista y la pobre no tiene la culpa. Si os sobra algún que otro quilo sabéis lo duro que puede llegar a ser. Sabéis lo mal que se pasa cuando no consigues hacer lo que antes tan fácilmente hacías. Sabéis lo terrible que es sentirse gordo o, peor aún, que te lo llamen. También es posible que sepáis lo que es llorar de impotencia o rabia. Comparto con vosotros este viaje, podéis compartir el vuestro conmigo.

No prometo una entrada diaria pero por lo menos una semanal, tras la visita. Es posible que otros días venga por aquí a desahogarme. Pero lo que pretendo es decir las cosas como son: estoy gordo y ya va siendo hora de dejar de estarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario