sábado, 25 de mayo de 2013

Día 9: Destino Río

Peso: 94,6 kg (-3,4)
Cintura: 112 cm (-2)

Hoy es el noveno día. La primera semana ya ha pasado. Fui a la dietista de nuevo y me preguntó cómo había ido. "Bien", le dije, "aunque ayer me comí 4 onzas de chocolate" (al día me puedo comer 2 onzas de chocolate sin azúcar). "Bueno, de todo lo que podías haber hecho, aún...". Sí, es cierto. Luego nos estuvimos debatiendo de si la semana anterior me había pesado por la mañana y esta después de comer. Yo andaba algo desanimado, no sé porqué. Lo miro ahora y veo que he bajado 3.4 kg en 7 días (contado de viernes a viernes), no está nada mal.
Le conté que había hecho deporte. "Bueno, deporte... He ido a caminar.", especifiqué.
No he hecho deporte desde el instituto. De hecho, el chándal que estoy usando estos días es del instituto, lo increíble es que me quepa. ¿Estaba tan gordo entonces? No me acuerdo.
Durante algunas semanas en 2006 fui en bici con mi hermana por los caminos alrededor de mi pueblo pero la experiencia acabó en tragedia: me atacaron unas abejas y pasaron varios años en volver a ir en bici. Cuando era pequeño me quedé atrapado en un ascensor; hasta que no trabajé en un hotel no volví a montarme en uno. Pues lo mismo con la bici: hasta que no fue un medio de locomoción corriente en mi último trabajo, no volví a montarme en una bici más que una vez, para hacerle un favor a una amiga (y en el lado izquierdo de la calle).
Pero me doy cuenta de que mi terror al ejercicio va mucho más allá. Dicen los que sí que corren o hacen deporte que es el momento que dedican para pensar, y que limpian muchos trapos sucios. Estos días he estado recordando escenas del colegio y del instituto. Los niños eran malos, eso es de esperar, pero también lo fueron los profesores. Alguno menos que otros (recuerdo uno joven que debía sentir compasión), pero por lo general ninguno se preocupó en por qué no podía con mi alma a los 16.
Estoy haciendo deporte, digo, y me siento como un atleta olímpico. Llevo una semana yendo cada día a caminar. Eso para mí es muchísimo. Camino rápido entre media hora y una hora y en casa hago un poco de bicicleta elíptica (lo máximo que he conseguido han sido diez minutos). Me sorprendo yo mismo.
Hoy he intentado correr un poco y no puedo o, quizás, no puedo aún. Espero que sea así. Me he cruzado con un chico que estaba corriendo con normalidad y he sentido envidia. De momento sigue sin gustarme pero al menos lo estoy haciendo ¡y cada día! Me está costando mucho sacar la fuerza de voluntad pero, de momento, lo estoy consiguiendo.
Me duelen las piernas. Me duele la tibia (o el peroné, yo qué sé). No sé si puede ser algo importante o sólo la falta de ejercicio. No sé si es que no caliento lo suficiente o no
estiro o qué, pero recuerdo perfectamente que esto era así ya en el instituto. No me duele el músculo, aunque sí es cierto que se me pone tenso, pero supongo que eso es normal; me da la sensación como si me doliera el hueso.
Siempre ha sido así, cuando tengo que correr porque pierdo un bus o llego tarde a algún sitio, siempre me duele. Creía que era por falta de costumbre, le prestaré atención, en todo caso.
Me gustaría que me gustase el deporte. No me gusta verlo ni hacerlo. Sin verlo puedo pasar, pero querría hacer algo, por aquello de la disciplina y el team work. Qué deporte elegir también es el problema. No coordino por lo que fútbol o baloncesto no puede ser. Quizás tenis fuese una buena elección. Algún día, quizás, maybe.
Ay, qué ganas tengo de que me guste esto de ir a caminar/correr. De que en realidad me sirva para cargar las pilas y no para descargarlas del todo. Los que conozco que corren a menudo lo hacen por la mañana antes de ir a trabajar: "Me da la energía que necesito para todo el día", me dicen. Pero yo voy a la hora que puedo y cuando vuelvo sólo tengo ganas de tirarme en el sofá y sin energía ni para cambiar de canal.
Me he duchado, he ido a hacer la compra y he merendado ya cuando escribo esto y, aunque si tuviera más cosa que hacer las haría sin ningún problema, ni siquiera el libro que tengo a medias creo que voy a abrir. Y duermo. Duermo mucho desde que ha empezado este frenesí.
No sé porqué estoy desanimado si debería estar muy contento. He perdido peso, he hecho más ejercicio en una semana que en los últimos tres años. ¿Será la falta de azúcares?
Un quiropráctico (creo) una vez me dijo que el cuerpo tarda 21 días en acostumbraras a algo. Esto venía porque nos estaba dando una charla de cómo nos debemos sentar (piernas sin cruzar o como mucho cruzadas hacia atrás, por debajo de la silla). Nos dijo que si nos forzamos a hacer algo durante 21 días seguidos, nuestro cuerpo se acostumbra y pasa a formar parte de él. Hace siete días que empecé a caminar, supuestamente ¿en catorce más me gustará? Aunque ayer no fui, ¿quiere decir esto que tengo que empezar desde hoy? ¡Qué rollo más grande! Quizás busque un hipnoterapeuta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario